¿Sabías que las cuerdas de los transportadores de nuestros Esyconveyor tienen el núcleo de Kevlar?
Estas cuerdas tienen un mantenimiento extremadamente bajo, y son un sistema muy resistente a la hora de transportar cualquier tipo de pieza. Ese núcleo de Kevlar nos permite realizar un sistema de transporte único. Podemos realizar trabajos en unos ambientes altamente corrosivos como son las islas de soldadura, con flujos donde parar nunca es una opción.
Esta cuerda está hecha de fibra de aramidas, soporta temperaturas de hasta 400º C y tiene una resistencia 5 veces más alta que el acero.
¿Sabías que este tipo de fibra se usa sobre todo en aplicaciones náuticas, aeroespaciales o militares?
Sí, es muy común encontrar esta fibra en chalecos antibalas por su alta resistencia a la rotura.
La inventora de este material, el Kevlar, es Stephanie Kwolek. Una pionera en el ámbito de los materiales poliméricos. Desarrolló gran parte de su carrera en el laboratorio de investigación de fibras textiles. En 1965 su trabajo consistía en encontrar nuevas fibras sintéticas y nuevos procesos de policondensación a bajas temperaturas que permitieran conseguir nuevos materiales capaces de resistir condiciones extremas.
Su idea principal era obtener una fibra más resistente que el nylon y que pudiera utilizarse en neumáticos. Según explican en mujeresconciencia, «sintetizaba distintas arámidas de alto peso molecular que disolvía en distintos disolventes para luego hilarlos y crear fibras. El problema era que, en vez de obtener soluciones transparentes y viscosas, solía obtener soluciones opacas y fluidas cuando experimentaba con esos nuevos polímeros. Por eso, aparentemente, aquellos eran experimentos fallidos.»
«Un día y por alguna razón, Stephanie decidió no descartar una de aquellas muestras y se la llevó al técnico para que la hilara. Aquel hombre no estaba muy dispuesto a poner su máquina en peligro, ya que el aspecto turbio de la disolución parecía indicar la presencia de partículas que harían atascar la máquina de crear fibras; pero ella insistió de tal forma que el pobre técnico tuvo que desistir. El resultado fue impresionante: la fibra resultante era mucho más resistente que el nylon, de hecho, era mucho más resistente que el acero, y además era muy ligero. Había nacido el Kevlar®«